Vaya
por delante que no soy gran amante de los dulces. Y eso a pesar de que mi madre es una gran repostera y en mi casa
siempre ha habido dulces maravillosos. Más que degustarlos, yo los olía y los
miraba. Así sigo, me gusta observar y olisquear (a veces compartirlos, el dulce
como el vino sabe mejor en compañía).
Juliette Binoche en modo food porn en Chocolat
Me
llama mucho la atención el dulce como fenómeno fashionista que convulsiona los
paladares (cronut es uno de ellos, mi opinión sobre la cronut fever aquí),
impulsa estados instagrammeros febriles e impone modas con la fuerza e impacto
similares a la de las pasarelas. Fascinante.
Así
pasó en su momento con los macarrons (por supuesto también con los cupcakes,
pero hoy estamos hablando de la fina pastisserie francesa): de repente nos
entregamos al frenesí que en Francia tiene un pase si vas a la Durée, Fauchon o
Pierre Hermé, pero que en España no ha sabido arraigar una buena ejecución del
macarron… Este dulce redondito derivado del merengue ha dado mucha guerra, pero
creo que por fin podemos afirmar su ocaso.
Y
es que ha nacido una nueva estrella pastelera. Y a pesar de no tener el paladar
– en general y en particular- muy susceptible al azúcar, me gusta mucho el
nuevo sustituto francés al macarron: es tiempo del éclair.
El
éclair no es otra cosa que el pepito de toda la vida, pero refinado. Y ese
refinamiento hace que mole mucho más llamarlo éclair que no pepito. París, esa
gran ciudad de referencia también pastelera se ha rendido ya al culto del
éclair. Los hay de varios sabores y colores, diferentes rellenos y hasta
versión weekendera en el mítico Fauchon.
En
Madrid los hay muy ricos en Moulin Chocolat, pequeña pastelería al lado de la
plaza de la Independencia. Chocolate, vainilla, avellana,
pistacho, café o cheesecake, casi todos divinos y dulcemente brillantes. Y como
estamos en esta época ´ligera´ en prohibiciones, ese lapsus entre el fin de la
operación bikini y la acción post-polvorón, vayan y degusten. Tienen todas las
papeletas para convertirse en las calorías más deliciosas del invierno.
No sé si hay diferencias o no, pero yo a los eclairs siempre les he oído llamar 'petisú' en Andalucía. Son más grandes y, por tanto, tienen muuuuuucha crema y están riquísimos. Muy fan, para variar, y también de los macaron, pero de los que están bien hechos. En Madrid, como casi siempre, se pusieron de moda a precios desorbitados y se cargaron la ilusión de comprarlos.
ResponderEliminarcierto! son muy parecidos los petisús. La verdad es que los que he visto e inocentemente probado en París son la bomba. Los macarrons en Moulin Chocolat los tienen muy ricos y bien de precio, creo que cuesta 1 euro o 1,50 un macarron. Especialmente detestables para mi los macarrons del Mallorca. Que peligro tiene diciembre!
ResponderEliminarSe hace la boca agua La cantidad de petisu que comi de pequeño y me encantaban Ahora con sabores nuevos ñam ñam a descubrirlos
ResponderEliminarSi, con sabores nuevos y una pinta de lo mejor en Moulin chocolat
EliminarSuculento Post! Pero a ver Gosia te has propuesto que los que sigamos tu blog nos pongamos morados, no? Tengo pendiente de probar los Cronuts ¿y ahora los Éclairs? Esto es un ultraje a mi silueta, jajajajajaja :D
ResponderEliminarTienen una pinta magnífica y sí a mi también me recuerdan a los Petisús pero en refinado ;) Ala! otro para la lista!
Saluditos