Los
domingos son de excesos, de aperitivos, vermuses, comidas, sobremesas y siestas-de-las-de-pedigree–sofá y manta. También
son de horno y postres que lo de postrear un domingo es muy de foodporn insider.
En muchas ocasiones he jurado y perjurado que los dulces no son mi devoción,
pero un domingo es un domingo, oiga.
Domingueo de sobremesa
Una
de las grandes ventajas de que Madrid se vuelva tan foodie es la multiplicación
de pastelerías ideales. Ideales porque tienen un montón de bollos y dulces más y
menos exóticos – y no hablo de los cupcakes que afortunadamente han muerto bien
muertos como moda odiosa que fueron – amén.
La fruta siempre es una buena opción
La
ruta repostera es bastante amplia. Uno de mis imprescindibles, Moulin Chocolat,
un clásico de domingueo. Pegado al Retiro da para un buen tándem de trote
matutino culminado con un foodporn shopping. Para mí es un sitio en el que cada
vez que voy descubro cosas nuevas. Lo más nuevo? Los cannellés de Burdeos, un
bollo horneado de crema con toque de vainilla y ron. Muy francés y muy digno de
domingo.
Dicen
que tiene una forma de canalillos y que se parece un poco a los pasteles de
arroz de Bilbao. No he tenido placer de probar estos últimos, pero tengo claro
que la forma me recuerda a pequeños soles. Tiene una capa más o menos crujiente
por fuera y por dentro es cremoso y rico.
Cannelles + fruta
Ideal
para desplegar el concepto de café gourmand, la buenísima pijada francesa de un
espresso rodeado de pequeños bocados dulces. Los expertos dicen que se puede
versionar el cannelle con manzana, acompañarlo de fruta, crema inglesa o
chocolate caliente. La generosidad de los extra está directamente relacionada
con la duración de la siesta. Bon appetit, vivan los domingos afrancesados.
París y yo