Con
esto del galopante otoño vuelve el tiempo del té. Me refiero al tándem té
calentito y sofá porque el té en realidad me acompaña siempre. No es que le
haga ascos al té en bolsitas pero siempre un té en hoja me parece mucho mejor.
Kusmi tea del que suelo surtirme en las fugaces visitas parisinas es un must
pero tengo la mente abierta, eso siempre por delante.
La elegancia del té. Taza de Zara Home
La
via del te es uno de los descubrimientos de la apertura mental tetera. Una
cuidada marca italiana de tés con una historia que enriquece todavía más el
rico sabor. Ahí es poco. Fundada en los años 60 por un florentino empeñado por
extender la cultura del té, la marca es hoy
- al menos en Italia- un icono del ritual del té. De hecho el nombre lo
toma prestado de la manera japonesa de describirlo: chado o lo que es lo mismo,
el camino del té, la via del te en
italiano.
Tándem: té y un dulce
Hasta
aquí bien, las ganas de probarlo in crescendo. Hasta llegar a saber que tiene
300 variedades, cada cual más original y auténtica, desde roiboos que para mí
se ha convertido en un gran clásico, jazmín, darjeeling, blanco, verde, blend,
earl grey. Los nombres de los tés son otra historia, muchos de ellos juegan a
la dolce vita y toman prestadas las grandes referencias italianas. La via tiene
además un bonito salón de té en el Four Seasons de Florencia, nada más que un
adicional reconocimiento a la calidad.
Ahora,
no es que sea difícil de encontrar en España, sino lo siguiente. La escasa
cultura del té que tenemos por aquí debe de ser una de las culpables, aunque
esto poco a poco va cambiando gracias a sitios como Vailima, mi salón de té más
favorito. Aún así, joyas como La Via del Te aparecen de vez en cuando en
Internet (vente-privee.com), palabra de tea-lover.
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