Esta
semana -rara por razones que no vienen al caso- nos ha regalado una hora. Me
emocionan tanto estos 60 minutos que sigo en el bucle del domingo (y eso que ya
vino, estuvo 25 horas con su profunda paz y se fue). Una hora de regalo a la
que sigo enganchada y cuyo espejismo no pienso abandonar.
One
hour. Una hora justa para invertir en lo que a uno le plazca, robando tiempo al
tiempo. Tengo varias actividades con las que ocupar esa hora divina, caída del
cielo otoñal:
Desayunar. En Panela & Co (Calle López de Hoyos 10,
Madrid). A ser posible un bagel y una buena taza de café con leche. Una hora
parece ser el tiempo suficiente para merodear por ese deli madrileño con
espíritu neoyorquino y una carta que alegra la vista y alimenta hasta a
distancia.
Comer. En MEATing (calle Valenzuela 7, Madrid) que
acaba de estrenar nueva sede y se ha instalado en el antiguo le Garage. Buen espacio,
buena verdura, buenos platos de temporada y por supuesto buenísima carne. Una hora
quizás es poco, pero la buena compañía – imprescindible para acompañar los
rituales gastronómicos always- nos da la ecuación: lo bueno breve, dos veces
bueno.
Cenar. Cual animal de barra en Rita&Champagne
(calle Orellana 1, Madrid). Una cocina de mercado que se riega con la burbuja
francesa, buena combinación. Me han gustado mucho sus mesas altas a modo de
barra, la carta en general. Hasta el nombre es acertado. Del champán no hace
falta comentar mucho. La burbuja es cool.
Viajar. De forma nada literal por Japón o más bien
por sus influencias en el Japonismo, la expo que está de visita hasta febrero
en Caixa Forum. Aunque hay detractores de la muestra que la tachan de
reduccionista, ganas de pasar una hora o un poco más rodeada de la fascinación por lo
oriental.
Decorar. Con cálida luz de vela. Dyptique o Jo
Malone. Y mirar como se consume la vela durante los 60 minutos. Por supuesto
duran más, pero no sé si es muy sano mirar como se consume una vela por muy
hipercool que sea. En Madrid se pueden comprar en Isolée en Claudio Coello o en la paralela Lagasca
en la tienda de Jo Malone
Enamorarse. Del nuevo templo madrileño Only You Hotel & Lounge, un precioso hotel boutique en la calle Barquillo que casi con total
seguridad ya es tendencia entre los baristas más duchos de la ciudad. Que el
concepto hotel boutique – tan parisino- aterrice así en Madrid es una buena
noticia. Y mejora aún si cabe sabiendo que tiene una barra perfecta para un
afterwork quick but not dirty.
Descubrir. Las joyas de Mallorca. Y no me refiero literalmente a sus islas – que también, pero con más calma y desasosiego- sino a los tesoros ocultos como los que crea Isabel Guarch, una diseñadora de joyas que imprime Mallorca en sus diseños. Joyas bonitas y con historia. Una hora es tan solo un abrir de boca para conocer una bonita historia que hay detrás de estos pequeños tesoros mediterráneos que me han atrapado un poco.
Y
también una hora es suficiente para…hablar por hablar, reír, sonreír, tener
piel de gallina, tener ganas, ilusionarse. Pero estas cosas no tienen
direcciones públicas sino secretas, propias de cada uno. Yo guardo las mías
como tesoros. Y las comparto con quienes estáis ahí. Una hora o las que haga
falta...
Me ha encantado tu post. Me has descubierto varias cosillas que me apunto para visitar y probar ;) jejejeje Gracias.
ResponderEliminarSaluditos
cuanto me alegro que te ha gustado :-) disfrutando que es gerundio! besitos
ResponderEliminar