Los comienzos del año me fascinan. Propósito va, propósito viene. Da igual
si llego un pelín tarde con este post con sabor a 1 de enero, lo importante es
que llegue, este es uno de mis propósitos del año más importantes. Aparte del
slow living que encabeza esta vuelta a escribir. Ya tenía ganas de volver por
aquí y darle a la tecla. Llevo algo más de tres semanas pecando con el slow
living como una bendita. Y me hace feliz por lo que compartirlo me parece más
que apetecible. Aquí mis siete pecados capitales del 2016.
El slow living de los frutos rojos
Mimarse (quemando la zapatilla) – creo que es mi gran principio vital ahora
mismo. No es estar a plan, que también, sino hacer algo que mi mente me pedía a
gritos. Sigo siendo una loca del power walking (aquí breve reminder de las bondades de caminar 10.000 pasos al día), pero he ampliado horizontes. Creo que
estoy en esa fase de buscar un deporte que me haga feliz y mientras tanto amplío
la colección de sneakers. Un dos por uno. Lo que sí puedo decir es que las endorfinas
deportivas son lo más (y los sneakers).
Comer (bien) - un segundo pecado que
va ligado al primero. La comida me pone casi como el deporte, mi instagram está
lleno de bocados por algo. No es que crea ciegamente en los superfoods, pero sí
creo que la buena comida y la buena vida van bastante unidas. Eso quiere decir
últimamente mucha verdura de temporada (me declaro fan de las fruterías de
Antón Martín que tienen desde pak-choi hasta remolacha cruda).
La alegría de una remolacha.
También experimentar
mucho (después de dos semanas en Malasia con el ramen como ingrediente de la
dieta diaria es bastante fácil) y disfrutar. Acompañar siempre de una buena
compañía y conversación. Killer dúo.
Los buns de Buns & Bones. D I V I N O S
Beber (bien) – si lo de comer me conquista, de beber ni hablamos. Soy poco
cafetera pero muy tetera y me fascinan los brebajes. Es un placer unido al
invierno, un té calentito que tuneo con jengibre, limón, naranja o cítrico que
pille por la nevera. En taza bonita y bien caliente. Voy camino de tener
acciones en Kusmi tea, de mis tés favoritos. Y luego están los taninos y las
burbujas. Vicio confesable y de nuevo si bien acompañado es un placer otro
nivel. Fan de Perrier Jouet siempre. Burbuja en mayúscula.
Kusmi tea forever
Drink champagne & dance on the table
Flores - Me hago una nota mental para
ampliar este tema con propiedad. Como avanzadilla: las flores frescas son
siempre BIEN. Uno de los propósitos de este año es comprar flores con más
frecuencia. Alegran la casa y la vista. Hacerte asidua a una floristería
permite además aprender de flores. Cultura bonita donde las haya. Por supuesto
las flores como la fruta y verdura: de temporada que salen mejor de precio y es
un acto más sostenible. Tulipanes ON en estas fechas.
Tulipanes de mi florista del barrio.
Viajar – creo que sobran las explicaciones
de las ventajas y placer que supone viajar. Después de unos cuantos años
explorando las Américas he vuelto a Asia. Y quiero más. Al margen de los viajes
largos hacer turismo de proximidad también es un placer. Esperando que los
campos florezcan un poco para retomar la ruta de las bodegas.
Malaysia truly Asia
Darle al slow living con propiedad – la vida
en acústico sabe mejor. Da igual si es un concierto o una obra de teatro, de
nuevo son pequeñas alegrías. El último concierto al que fui es el de maravillosa Becca Stevens en la
Sala Manicomio, muy en petit comité que le daba todavía más intimidad. Son
planes que alimentan y espero que este año traiga más música.
Gran Becca
Reír – este último pecado puede ser
consecuencia de los anteriores perfectamente. Reír siempre en compañía y a
carcajadas. Feliz (slow living) año!
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