La
cultura de las flores no es la más española que digamos; algo que le he
reprochado a España porque en mi pasado siempre había flores. En Polonia las
floristerías abundan como bares por Malasaña y he tenido la suerte de llevarme
flores en los cumples, los santos, los días del niño y otras fiestas del
montón. Mi padre me regalaba siempre una flor por el día de la mujer – una rosa
orgullosa- y en casa las primaveras olían a lilas y tulipanes. Estaba cantado
que terminaría adornando los domingos con flores. Por supuesto, de temporada
que mola más.
Desde
hace unos años vengo observando que esta cultura de flores antaño tan ausente,
está calando poco a poco en Madrid. Más floristerías en las calles, más
decoración floral en restaurantes y demás, más jardines verticales, más
floristas y más flores aún en instagram. Ese cambio me entusiasma.
Creo
firmemente que tenemos que intentar rodearnos de cosas bonitas en la vida. La
belleza es algo necesario a cultivar. Más aún con mi reciente declaración del
slow living: las flores son slow beauty. Hacen que los domingos sean más lentos
y más bonitos.
¿Dónde
comprar las flores? Primero – y siempre- en proximidad. Reivindico a los
floristas del barrio como quien reivindica la frutería de la esquina. Mi
razonamiento es muy fácil, si bien mola hacer excursiones más lejanas a por las
flores, me gusta la idea de que mi barrio tenga su floristería(s) con su
florista que me asesora sobre cómo cortar el tallo a las diferentes bellezas
que le compro (últimamente poco más que tulipanes pero es temporada y me
encantan).
¿Mis
otros destinos favoritos? En primer lugar la preciosísima Elena suarez & Co.
Delicada, con mucho gusto, composiciones que vibran belleza. Un absoluto diez
en todo. Especialista en rosas, las tiene y las trabaja de mil formas y
colores, siempre logrando una delicadeza extrema. Muy para regalar y
autoregalar.
Margarita se llama mi amor es otro bellezón floral. Una tienda molona y bien ubicada para
un paseo lento de domingo por las Salesas. Buena selección de flores y una
decoración inspiradora. Te dan ganas de llenar tu casa de planterío, pétalos y
jarrones.
Cacto-cacto. Ésta, más que una floristería al uso es una cactusería. Los cactus son lo más y en cacto-cacto los tienen de diferentes tamaños, tipos y precios. Los más bonitos son los cactus grandes que tienen. Los pequeños son molones para pequeñas composiciones, pero creo que me falta paciencia para esperar a que crezcan.
Por
último, Llorens y Durán, floristería a medida en la que todavía no he comprado
nunca pero que sigo con ímpetu en instagram y que me encanta TODO.
Especialmente sus composiciones con hortensias, esa flor asturiana tan mágica y
que tan bien queda. Feliz y floreado domingo!