Hace
unos días hablaba de la frivolidad del apego
al rojo. El de las uñas -que aunque no parezca tienen su aquel-. Una sabia
amiga me corregía y cambiaba frivolidad por necesidad. Tengo que decir que
tiene más razón que un santo porque pocas cosas tan pequeñas sientan taaan bien
y pocas crean un apego más inmediato. 20 minutos de media y un buen rojo o un cálido color vino, dos simples ingredientes para estar frívolamente un poquito más feliz.
Red nails & Ginger tea. Dos pasiones confesables.
¿Dónde?
Aunque hay muchos sitios en Madrid, lo mejor es colarse en Nails Corners
pequeñitos y con encanto. Es el caso de Coco´s Corner, un rinconcito recién estrenado en la calle Recoletos 14, donde
además de pintarte de bien las uñas,
servirte un té orgánico de jengibre con un toque de limón, charlar sobre todo y
nada con placer que dan estas conversaciones, hay una carta completa de
tratamientos de pestañas.
Detalles
Estanterías de color
El mostrador hecho de cajas de vino. Di-vi-no
Nails
& Lashes, pero además para mí – que atravieso un particular enganche a la
decoración en estos instantes- un templo de pequeñas ideas de decoración. Un tic en la agenda de las frivolidades
necesarias. Una de las grandes ventajas es que no cierra a la hora de la comida,
está abierto los sábados y tiene unos buenos precios. Volveré a por más rojo y
a por estas pestañas que este otoño que nos acaba de sorprender se merece una mirada
con un poco de ‘drama queen’.
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