domingo, 6 de marzo de 2016

*** Sunday flowers (shopping) list ***

Los domingos son de calma, paseo, sofá y manta, libro, comidas slow… los domingos los reivindico como día de boniteces. En mi casa desde hace algunos meses los domingos son también de comprar flores frescas, una de las costumbres que se ha convertido en mi café mañanero o el té de la tarde.


La cultura de las flores no es la más española que digamos; algo que le he reprochado a España porque en mi pasado siempre había flores. En Polonia las floristerías abundan como bares por Malasaña y he tenido la suerte de llevarme flores en los cumples, los santos, los días del niño y otras fiestas del montón. Mi padre me regalaba siempre una flor por el día de la mujer – una rosa orgullosa- y en casa las primaveras olían a lilas y tulipanes. Estaba cantado que terminaría adornando los domingos con flores. Por supuesto, de temporada que mola más.
 
Desde hace unos años vengo observando que esta cultura de flores antaño tan ausente, está calando poco a poco en Madrid. Más floristerías en las calles, más decoración floral en restaurantes y demás, más jardines verticales, más floristas y más flores aún en instagram. Ese cambio me entusiasma.

 
Creo firmemente que tenemos que intentar rodearnos de cosas bonitas en la vida. La belleza es algo necesario a cultivar. Más aún con mi reciente declaración del slow living: las flores son slow beauty. Hacen que los domingos sean más lentos y más bonitos.
 
¿Dónde comprar las flores? Primero – y siempre- en proximidad. Reivindico a los floristas del barrio como quien reivindica la frutería de la esquina. Mi razonamiento es muy fácil, si bien mola hacer excursiones más lejanas a por las flores, me gusta la idea de que mi barrio tenga su floristería(s) con su florista que me asesora sobre cómo cortar el tallo a las diferentes bellezas que le compro (últimamente poco más que tulipanes pero es temporada y me encantan).

 

¿Mis otros destinos favoritos? En primer lugar la preciosísima Elena suarez & Co. Delicada, con mucho gusto, composiciones que vibran belleza. Un absoluto diez en todo. Especialista en rosas, las tiene y las trabaja de mil formas y colores, siempre logrando una delicadeza extrema. Muy para regalar y autoregalar.

 
 

Margarita se llama mi amor es otro bellezón floral. Una tienda molona y bien ubicada para un paseo lento de domingo por las Salesas. Buena selección de flores y una decoración inspiradora. Te dan ganas de llenar tu casa de planterío, pétalos y jarrones.


Cacto-cacto. Ésta, más que una floristería al uso es una cactusería. Los cactus son lo más y en cacto-cacto los tienen de diferentes tamaños, tipos y precios. Los más bonitos son los cactus grandes que tienen. Los pequeños son molones para pequeñas composiciones, pero creo que me falta paciencia para esperar a que crezcan.

Por último, Llorens y Durán, floristería a medida en la que todavía no he comprado nunca pero que sigo con ímpetu en instagram y que me encanta TODO. Especialmente sus composiciones con hortensias, esa flor asturiana tan mágica y que tan bien queda. Feliz y floreado domingo!

domingo, 31 de enero de 2016

*** Slow living: mis 7 pecados capitales del año ***

Los comienzos del año me fascinan. Propósito va, propósito viene. Da igual si llego un pelín tarde con este post con sabor a 1 de enero, lo importante es que llegue, este es uno de mis propósitos del año más importantes. Aparte del slow living que encabeza esta vuelta a escribir. Ya tenía ganas de volver por aquí y darle a la tecla. Llevo algo más de tres semanas pecando con el slow living como una bendita. Y me hace feliz por lo que compartirlo me parece más que apetecible. Aquí mis siete pecados capitales del 2016.
 
El slow living de los frutos rojos

Mimarse (quemando la zapatilla) – creo que es mi gran principio vital ahora mismo. No es estar a plan, que también, sino hacer algo que mi mente me pedía a gritos. Sigo siendo una loca del power walking (aquí breve reminder de las bondades de caminar 10.000 pasos al día), pero he ampliado horizontes. Creo que estoy en esa fase de buscar un deporte que me haga feliz y mientras tanto amplío la colección de sneakers. Un dos por uno.  Lo que sí puedo decir es que las endorfinas deportivas son lo más (y los sneakers).
Antes muerta que sencilla. Miss Stan & Miss Dior

Comer (bien) -  un segundo pecado que va ligado al primero. La comida me pone casi como el deporte, mi instagram está lleno de bocados por algo. No es que crea ciegamente en los superfoods, pero sí creo que la buena comida y la buena vida van bastante unidas. Eso quiere decir últimamente mucha verdura de temporada (me declaro fan de las fruterías de Antón Martín que tienen desde pak-choi hasta remolacha cruda).
 
La alegría de una remolacha.
 
También experimentar mucho (después de dos semanas en Malasia con el ramen como ingrediente de la dieta diaria es bastante fácil) y disfrutar. Acompañar siempre de una buena compañía y conversación. Killer dúo.

Los buns de Buns & Bones. D I V I N O S


Beber (bien) – si lo de comer me conquista, de beber ni hablamos. Soy poco cafetera pero muy tetera y me fascinan los brebajes. Es un placer unido al invierno, un té calentito que tuneo con jengibre, limón, naranja o cítrico que pille por la nevera. En taza bonita y bien caliente. Voy camino de tener acciones en Kusmi tea, de mis tés favoritos. Y luego están los taninos y las burbujas. Vicio confesable y de nuevo si bien acompañado es un placer otro nivel. Fan de Perrier Jouet siempre. Burbuja en mayúscula.

Kusmi tea forever
 
Drink champagne & dance on the table
 
Flores - Me hago una nota mental para ampliar este tema con propiedad. Como avanzadilla: las flores frescas son siempre BIEN. Uno de los propósitos de este año es comprar flores con más frecuencia. Alegran la casa y la vista. Hacerte asidua a una floristería permite además aprender de flores. Cultura bonita donde las haya. Por supuesto las flores como la fruta y verdura: de temporada que salen mejor de precio y es un acto más sostenible. Tulipanes ON en estas fechas.
Tulipanes de mi florista del barrio.

Viajar – creo que sobran las explicaciones de las ventajas y placer que supone viajar. Después de unos cuantos años explorando las Américas he vuelto a Asia. Y quiero más. Al margen de los viajes largos hacer turismo de proximidad también es un placer. Esperando que los campos florezcan un poco para retomar la ruta de las bodegas.
 
Malaysia truly Asia
 
Darle al slow living con propiedadla vida en acústico sabe mejor. Da igual si es un concierto o una obra de teatro, de nuevo son pequeñas alegrías. El último concierto al que  fui es el de maravillosa Becca Stevens en la Sala Manicomio, muy en petit comité que le daba todavía más intimidad. Son planes que alimentan y espero que este año traiga más música.
Gran Becca
 
Reír – este último pecado puede ser consecuencia de los anteriores perfectamente. Reír siempre en compañía y a carcajadas. Feliz (slow living) año!